DESCRIPCIÓN
- Tipologías:
-
Pinturas de caballete
- Cronología:
- 1801 - 1900
- P.Históricos:
- Edad Contemporánea
- Estilos:
-
Barroco (Estilo)
- Escuelas:
-
Escuela sevillana
- Iconografías:
-
Sagrada familia
- Autores:
-
Anónimo sevillano
Descripción
Se trata de una obra que presenta el tema iconográfico de la Sagrada Familia a la que se une alegóricamente la Santísima Trinidad. La escena se desenvuelve en un ambiente natural y presenta una composición centrada por la figura del Niño Jesús, escoltada por sus padres, la Virgen y San José, y a la que se superpone en línea recta la paloma del Espíritu Santo y el Dios Padre rodeado de angelotes.
La figura de Jesús Niño se sitúa sobre unas piedras que parecen formar una especie de banco donde también se sienta la Virgen. Éste aparece en una delicada postura dando las manos a sus padres y con su rostro dirigido a las alturas. Viste una túnica rosa, con pliegues y brillos bien conseguidos, ceñida a la cintura por un cíngulo de tela azul. Su rostro es ovalado, con rasgos dulces y carnosos, enmarcado por una larga cabellera rizada y rubia que cae a su espalda. María, que como ya dijimos aparece sentada, dirige su mirada a su hijo de forma amorosa, y además de coger la mano de su hijo, extiende la otra hacia fuera de una forma muy delicada. Lleva una túnica roja que se oculta en parte por un manto azul oscuro terciado y recogido en su brazo izquierdo. Una toca de seda blanca cubre su cabello castaño y deja ver su rostro, con delicadas y finas facciones. San José, situado a su derecha, aparece arrodillado y mirando directamente al espectador, siendo el verdadero vehículo de enlace entre lo humano y lo divino en el desarrollo de la escena. Porta una túnica talar grisácea oculta en parte por un manto del color albero con motivos bordados, colocado sobre su brazo izquierdo. En esta mano lleva una vara rematada por azucenas, alusiva al episodio de su elección como esposo de la Virgen y muy recurrente en su iconografía, y con la otra sugeta amorosamente la de su hijo adoptivo. El rostro del santo es el de un hombre joven, barbado y con cabello largo y castaño, de facciones delicadas y femeninas.
Sobre esta representación de la Sagrada Familia, aparece a eje con el Niño, el Espíritu Santo en forma de paloma blanca, captada en un fuerte escorzo y con las alas extendidas en pleno vuelo. Rodea a la misma una luz blanca que se transmite hacia la parte inferior, dando luz a los personajes descritos, y enlazando con la propia figura superior del Dios Padre. Éste se encuentra sobre nubes, de medio cuerpo, con su brazo derecho extendido y el otro sujetando la esfera del mundo. Este personaje viste túnica marrón y manto terciado rojo, y presenta un aspecto de anciano, con larga barba y pelo canoso. Le rodea una luz dorada que se funde con las nubes colocadas a ambos lados de su figura y donde se sitúan dos grupos de tres querubes en movimiento. Con posturas complicadas y muy gesticulantes, aparecen desnudos, con gruesas carnes, pelos rizados y rubios y pequeñas alitas en la espalda.
Es indudable que esta obra reproduce con fidelidad el estilo de Murillo, siendo una copia decimonónica del original conservado en la Galería Nacional de Londres.
FUENTES DE INFORMACIÓN
Información Bibliográfica
FALCON MARQUEZ, Teodoro.
El Palacio Arzobispal de Sevilla.
Córdoba
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Publicaciones Obra Social y Cultural Cajasur,
15/07/2004.
84-7959-193-5.
SERRERA CONTRERAS, Juan Miguel; VALDIVIESO GONZALEZ, Enrique.
Catálogo de las pinturas del Palacio Arzobispal de Sevilla.
Sevilla
.
Enrique Valdivieso , Juan Miguel Serrera,
17/05/2004.
84-300-0172-7.