Martha Elizabeth Laguna Enrique (lagunaenrique@usal.es)
Dpto. Historia del Arte/Bellas Artes, Universidad de Salamanca
septiembre, 2013
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Historiadora de Arte contemporáneo, museóloga e investigadora.

Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca (2013). Máster en Museología por la Universidad de Valladolid (2003) y Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de La Habana (2000).

Para la realización de la tesis doctoral en la Universidad de Salamanca recibió una beca de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España (Beca MAEC-AECID). Anteriormente participó en otros programas de becas otorgadas por la Fundación Carolina y la Fundación Endesa en colaboración con el Ministerio de Cultura de España y el Centro Coordinador de Formación Hispánica de la Fundación Duques de Soria.
 

Resumen

El Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, fundado en 1913, constituye la máxima institución museística de Cuba. La variedad e importancia de sus colecciones y el volumen de obras reunidas -alrededor de cuarenta y siete mil setecientas piezas, entre pinturas, grabados, esculturas, dibujos, cerámicas, etc.-, lo convierten en el más destacado en el contexto del Caribe insular y uno de los más importantes de Latinoamérica.

La colección de pintura española del siglo XIX de la pinacoteca habanera propone un amplio recorrido por diferentes géneros como el retrato, el paisaje, la pintura costumbrista, la pintura religiosa, los bodegones, los floreros y las alegorías. En particular, el retrato, tema objeto de nuestra investigación y uno de los géneros de mayor protagonismo de la centuria, dado que fue ampliamente cultivado por artistas de diverso alcance durante todo el período, adquiere máxima relevancia dentro de las obras que constituyen los fondos de la institución.

Precisamente, este género se estableció como un testimonio inapelable de la época, siendo muy demandado por las élites criollas cubanas que lo requirieron como modo de expresión de los privilegios y el estatus conquistado, en un proceso similar al de la burguesía europea del momento que a su vez había imitado a lo hecho antes por la aristocracia y los círculos de la realeza.

La colección de retratos españoles de la centuria decimonónica perteneciente a la institución se caracteriza por su variedad, tanto en autores, fechas, escuelas, formatos, dimensiones, estilos, procedencias, etc. El catálogo de obras de la tesis doctoral está conformado por más de medio centenar de efigies rubricadas por diferentes artistas hispanos de la época, entre los que sobresalen Vicente López Portaña (1772-1850), José de Madrazo y Agudo (1781-1859), José Gutiérrez de la Vega (1791-1865), Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina (1806-1857), Federico de Madrazo y Küntz (1815-1894), Dióscoro Teófilo Puebla Tolín (1831-1901), Vicente Palmaroli González (1834-1896), Mariano Fortuny Marsal (1838-1874), Raimundo de Madrazo y Garreta (1841-1920), Ulpiano Fernández-Checa y Saiz (1860-1916), Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923), Hermenegildo Anglada Camarasa (1871-1959), etc.

La heterogeneidad del conjunto de retratos españoles pertenecientes a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana deja al descubierto algunas de las inclinaciones personales de los coleccionistas cubanos, como es lógico estrechamente vinculadas con las posibilidades económicas de cada uno de ellos, aspecto que en la mayor parte de los casos resultaba determinante a la hora de realizar el encargo o adquirir una determinada obra.

El estudio de esta colectánea institucional nos ha permitido ahondar en el conocimiento específico de aquellas obras que no estaban analizadas, las biografías de muchos de los personajes representados, la relación entre la oligarquía criolla y el retrato, erigido como imagen del poder, y las características e importancia del coleccionismo del género fuera de España.