José Manuel Chacón Bulnes (chaconarq@telefonica.net) |
Dpto. Arquitectura, Universidad Politécnica Cartagena |
abril, 2012 |
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Resumen |
“Que se pregone a los cuatro vientos, que la conciencia pública se subleve, que la opinión juzgue, como dicen los políticos, y que la piqueta derribe el Presidio y el viento lo arrebate”. En este párrafo del médico y criminólogo español Rafael Salillas, extraído de su trabajo publicado en 1888 La Vida Penal en España, se adivina el anhelo del autor por acabar con las pésimas condiciones de habitabilidad de los edificios destinados a presidio. Existe un segundo mensaje de reproche dirigido a la sorda y ciega moral de una sociedad indiferente ante la suerte que pudieran correr todos aquellos infelices que daban con sus dolientes huesos en alguno de estos edificios. ¿Cuál era la normativa que regulaba la vida en el presidio? ¿Por qué la sociedad demandaba este tipo de instalaciones? ¿Por qué se erigió el cuartel de Presidiarios y Esclavos? ¿Quién se encargó de su diseño y construcción? ¿Cuáles fueron las trazas del proyecto? ¿Qué materiales empleó? ¿Cuánto tiempo tardó en erigirse? ¿Cuáles fueron sus usos? ¿Cómo vivieron sus moradores? ¿Qué penalidades sufrieron?, son algunas de las preguntas que este trabajo trata de responder. Introducción El cuartel de Presidiarios y Esclavos de Cartagena (Murcia) es un edificio desconocido, con una historia teñida de sombras. Hasta hoy la investigación sobre su construcción no había sido abordada en profundidad, como tampoco se habían tratado de despejar muchas de las incógnitas que rodearon su leyenda, aquella que hizo que popularmente se le conociera como “La Casa Negra”. Sin duda llamada así no por el color de sus muros, sino por la naturaleza de los acontecimientos que tuvieron lugar al amparo de éstos. El nuevo cuartel de Presidiarios y Esclavos del arsenal: claves del proyecto y construcción (1776 -1786) El edificio procede de una etapa de grandes cambios políticos y socioeconómicos sucedidos en la ciudad del XVIII. La designación de Cartagena como base para la instalación de un arsenal desencadenó una gran transformación urbana. El crecimiento económico vinculado al arsenal provocó un flujo de personas hacia la ciudad. A medida que crecía la actividad aumentó la demanda de mano de obra, que se nutrió con hombres de la propia población y de unos 3.000 presidiarios. Si el día lo ocupaban en los trabajos asignados por condena, durante la noche permanecían confinados en las destartaladas galeras fondeadas en puerto. El hundimiento de una de estas galeras fue la razón para construir un edificio donde recluir a todo el personal presidiario, medida aprobada el 6 de marzo de 1770 con el ingeniero Mateo Vodopich al frente del proyecto. Fuentes y diseño ¿Por qué el diseño del edificio se ajusta a la tipología de cuartel? Poco preocupó a la sociedad este tipo de instalaciones, y mucho menos las condiciones de vida de sus moradores, hasta que se obró una verdadera transformación social tras las revoluciones industrial y francesa en la última mitad del s. XVIII. Cuando en 1775 Vodopich inició el proyecto del cuartel de presidiarios, no existía un modelo arquitectónico de presidio. No al menos hasta que 15 años después Jeremy Bentham formuló su panóptico como esquema teórico en el que se inspiraron los arquitectos del s. XIX. SiendoVodopich ingeniero del ramo de tierra parece lógico que adoptara la tipología de edificio cuartel. El tratado de John Muller es una de las publicaciones sobre ingeniería militar y arquitectura civil que se podían consultar a finales del s. XVIII. En él es posible encontrar pautas y modelos de construcción que el propio Mateo Vodopich conoció. Pliego de condiciones Para la ejecución del cuartel de presidiarios contamos con un documento inédito. En él se relacionan los materiales necesarios para la construcción del edificio: tejas, piedra, ladrillo, cal, arena, yeso, madera, hierro, etc. Se trata del pliego de condiciones confeccionado para la contratación de la obra. De su lectura se percibe la preocupación del ingeniero y de la Junta del Departamento respecto de la calidad, el precio, la procedencia o la forma de trabajar y colocar los materiales. La ejecución. Preparativos; el terreno De acuerdo con los planos de la evolución del arsenal, mediado el s. XVIII, el lugar donde se construyó el edificio estaba ocupado por el mar. El sistema empleado para mejorar la calidad del suelo fue el de pilotaje con hinca de piezas de madera clavadas al terreno para incrementar su compacidad y consistencia. Inicio y transcurso de las obras Para conocer el proceso de construcción del edificio, hemos contado con un documento valioso e inédito, archivado en el AGS. Se trata del parte o informe mensual que el ingeniero estaba obligado a redactar sobre el estado de las obras, desde los aspectos técnicos, hasta las circunstancias que rodeaban la contratación, fabricación, puesta en obra y costes, incluidas numerosas protestas del ingeniero a la Autoridad ante la falta de medios humanos y materiales para cumplir los plazos de ejecución. Ocupación del edificio. Transformaciones sufridas a lo largo de su historia Concluido el edificio en 1786, su espacio fue ocupado por los presidiarios hasta 1945, año en que la autoridad militar recuperó su uso para cuartel de instrucción de marinería. Durante este largo período de tiempo fueron varios los nombres aparejados al nuevo cuartel de Presidiarios y Esclavos de Cartagena, al que se conoció también como prisión de penas aflictivas, prisión central de estado y prisión militar de marina, tras la guerra civil. El 26 de agosto de 1946 tomó el mando el primer comandante al gobierno del cuartel de instrucción. El primer llamamiento se incorporó el día 2 de octubre de ese mismo año, actividad que continuó desempeñándose hasta la última jura de bandera el 26 de noviembre de 1998. En octubre de 2009 y tras tres años de obras, se inicia una nueva etapa como Facultad de Ciencias de la Empresa en la Universidad Politécnica de Cartagena y como Museo Naval. Usos y gestión. Vida en el penal La localización de diverso material humano reflejado en fotografías, cartas, testimonios autobiográficos, notas de prensa, libros, etc., ha configurado una rica e inesperada fuente de conocimiento en el camino de aproximación al edificio. Se inicia el capítulo con un estudio sobre la normativa penal vigente en el momento en que se construyó. Durante siglos, juristas y estudiosos como Cessare Beccaria o John Howard (s. XVIII), pusieron en evidencia el injusto y despiadado sistema penitenciario, tratando de imponer condiciones más humanas sobre todo en la aplicación de los castigos. El funcionario de prisiones Francisco Machado, hermano de los poetas, trabajó en el penal de Cartagena en 1917. Publicó artículos en la revista Progreso Penitenciario en los que dejó claro que las terribles condiciones de hábitat padecido por los reclusos tenían su origen en el diseño de los edificios penitenciarios: “… inútil será todo cuanto se realice en el orden penitenciario mientras no se resuelva y se proceda a la demolición de casi todos los edificios actuales y se construyan otros nuevos en condiciones de habitabilidad…” Conoceremos los vicios del funcionamiento interno, los excesos cometidos por los cabos de vara, los castigos aplicados de forma gratuita e injusta. Aprenderemos cómo se trabajaba en el taller, cómo se vestía y qué comía el presidiario. Reyertas, fugas, alzamientos, qué pasó con los cerca de 1800 confinados durante los seis meses de asedio en la guerra cantonal en 1873, las enfermedades y plagas, cómo el terrible cólera morbo asiático, que azotó la ciudad en 1885, se cebó con los debilitados cuerpos de los moradores del presidio. Mención aparte merece la creación de la escuela junto con las medidas emprendidas por el director más involucrado en la reforma estructural del penal de Cartagena: Ricardo Mur Grande. Mejoró los talleres, los dormitorios, instaló agua corriente en los aseos, instauró los exámenes con incentivos y premios para reducir el analfabetismo, permitió la representación de obras de teatro y potenció la banda de música del penal. Durante su etapa como director ingresaron en el penal los miembros del comité de huelga de agosto de 1917, con el catedrático Julián Besteiro a la cabeza (presidente de las Cortes Constituyentes) y Francisco Largo Caballero (ministro y presidente del gobierno en 1936). Encontramos, gracias a su paso por el penal, testimonios descriptivos del edificio, de sus espacios, de su funcionamiento, incluso del urbanismo de la ciudad. Testimonios como este nos han permitido aproximarnos al edificio de una forma plena y rica en detalles. Más allá de consideraciones técnicas, esta fuente nos abre una nueva puerta de conocimiento de naturaleza humana. La última parte de este capítulo pretende ser un homenaje a los miles de hombres cuyas vidas transcurrieron en el cuartel de Presidiarios y Esclavos: los que sufrieron, los que trabajaron, los que padecieron y murieron, en este transformado marco. |