• 1645 - 1650
  • Óleo sobre lienzo
  • 82 x 62 cm
  • Procedencia: Iglesia de Santa Catalina

Murillo muestra en esta pintura lo que se conoce como retrato a lo “divino”. No pinta a la santa de forma idealizada sino que se basa en un modelo real. Viste como una cortesana, siendo muy interesante el broche que porta en el pecho. Lleva en sus manos dos símbolos de su martirio. En la derecha, la espada con la que fue decapitada y en la izquierda la palma. Resalta su mirada fija en el espectador que refleja un profundo sentido espiritual y el contraste del fondo negro y la luz que incide lateralmente sobre la santa.




Santa Catalina

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