Esta iniciativa se centra en poner en valor la importancia de los alimentos forestales de los entornos rurales como herramientas para fomentar la economía local, hacer frente al reto demográfico y, a su vez, contribuir a la conservación de la biodiversidad incrementando la resiliencia de los ecosistemas forestales frente al cambio climático, especialmente en relación con los grandes incendios.
Con este objetivo, de valorizar los productos forestales para fomentar una economía local de base forestal, el proyecto identifica especies arbóreas y arbustivas que, por un lado, se encuentran de forma abundante en los sistemas forestales españoles más amenazados por el cambio climático, y, por otro lado, producen frutos comestibles con un elevado interés organoléptico y nutricional pero que actualmente ni se recolectan ni se comercializan. A partir de esta identificación plantean la producción de al menos 60 nuevos productos gastronómicos a partir de frutos forestales de 5 especies: cerezas de madroño, piñas, arañones, bellotas y cinorrodón. Para ello realizan una prueba piloto de modelos de gestión forestal en 14 parcelas de Cataluña, con acuerdos de custodia del territorio, de 10 ha cada una, para la extracción de los frutos (7000 kg extraídos) y biomasa (900 tn), buscando como objetivo final de valorización gastronómica de los productos, su comercialización y la posibilidad de replicar las actividades desarrolladas.








