Esther Ontiveros Ortega
Dpto. Mineralogía y Petrología, Universidad de Granada
septiembre, 1995
Texto completo (sitio externo)
 

Resumen

Estudio de los materiales empleados en la construcción de los tapiales de las murallas de Granada

Este trabajo recoge el estudio, desde el punto de vista constructivo, de los distintos recintos amurallados de la ciudad de Granada (España), conocidos históricamente como alcazabas y arrabales construidos desde s IX al XIV. Las murallas, de origen árabe y construidas en tapial, constituyen un elemento importante del patrimonio histórico de esta ciudad, que ha perdurado a lo largo de más de diez siglos poniendo de manifiesto su resistencia y durabilidad. Los morteros de cal son componentes fundamentales de estas fábricas, actuando como una capa exterior de protección o como un constituyente esencial de los muros. El desinterés que se le ha venido dando a este tipo de edificios durante el s. XIX y XX, ha hecho que gran parte de este tipo de construcciones nos hayan llegado con importantes problemas de deterioro. Este trabajo pretende aportar a los profesionales implicados en la restauración de este tipo de edificios, un mayor conocimiento sobre las técnicas constructivas y mecanismo de alteración que afectan a este tipo de edificios.

Este estudio aborda la caracterización de los materiales utilizados en su construcción (tierra compactada y morteros de cal) y poner de manifiesto su estado de conservación, llevando simultáneamente un estudio comparativo con el área fuente de aprovisionamiento de la tierra usada en la construcción. Para su desarrollo se ha seguido una metodología de campo, que incluye la observación organoléptica del edificio, toma de muestras y análisis de los afloramientos geológicos. La fase de laboratorio incluye el uso de métodos usados en mecánica de suelos y técnicas de análisis para la completa caracterización de los morteros, se incluye análisis mineralógico-petrográfico, químico, micro morfológico y físico.

El estudio realizado ha puesto de manifiesto que en la elaboración de los distintos lienzos de murallas se ha empleado el material disponible en el terreno, independientemente de su granulometría o contenido arcilloso. Las transformaciones que sufre el material son mínimas y se reduce a un cribado selectivo o eliminación de ciertas fracciones, fundamentalmente en la construcción de los revestimientos cuando la técnica constructiva es tapial calicostrado. La tendencia evolutiva del tipo constructivo se refleja en el aporte de cal y la disposición del material en el muro, reflejando, con el tiempo, un mayor grado de complejidad de la técnica de elaboración del tapial. Se pasa del hormigón de cal, para construcciones más antiguas, al tapial calicostrado para construcciones del s. XIV; pasando por la tapia real, en construcciones de época Ziri. Este proceso evolutivo lleva implícito un ahorro en el aporte de cal, que en último término se reduce en las zonas externas o revestimientos. La homogeneidad exterior se observa en la globalidad de los recintos y está relacionada con el proceso constructivo del tapial, fruto del alisado que deja el tablero como consecuencia del proceso de compactación y la fluencia de la cal hacia el exterior.

Uno de los mayores problemas que presenta este tipo de construcciones es su conservación, una vez que la fábrica interior queda expuesta tras la pérdida de su revestimiento. El agua es la causante, no solo de la disolución del cemento carbonatado, sino también de la hidratación de los geles silícico-cálcicos generados por la reacción de los áridos en ambientes alcalinos. Estos componentes son muy ávidos al agua y pueden generar presiones que favorezcan la disgregación del mortero de protección y la consiguiente destrucción de la fábrica de tapial. Se ha observado una relación proporcional entre el aporte de cal y la calidad de los morteros. Así, los morteros que constituyen el hormigón de cal y el tapial real presentan más calidad que los revestimientos de época nazarí. Durante el proceso de restauración de este tipo de construcciones se aconseja reponer las zonas de colapso reproduciendo las técnicas de construcción antiguas (tierra seca sometida a riego y luego apisonada), con tierra del lugar, y revestidas con mortero de cal así como tomar las medidas adecuadas para impedir el estancamiento del agua en el interior de las fábricas.