Antonio Martín Pradas (antonio.martin.prada@juntadeandalucia.es)
Dpto. de Historia del Arte, Universidad de Sevilla
febrero, 2002
 
Doctor en Historia del Arte y Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Experto en Documentación, Archivística y Biblioteconomía. Máster en Educación Ambiental del Instituto de Investigaciones Ecológicas de Málaga, así como los Cursos de la Junta de Andalucía de Archivística, Biblioteconomía y Documentación. Ha participado como ponente en números de cursos, jornadas, seminarios y congresos, nacionales e internacionales. Pertenece al Grupo de Investigación "Seminario Cristóbal de Morales" de la Universidad de Sevilla.

Desarrolla su actividad en la Unidad de Cultura Científica IAPH, institución en la que trabaja desde 1993, como Historiador del Arte, Periodista y Documentalista. Ha coordinado una serie de proyectos, con instituciones de Patrimonio Cultural a nivel nacional e internacional.

Destaca su labor como responsable de la Normalización Terminológica y el desarrollo y mantenimiento del Tesauro de Patrimonio Histórico Andaluz. Con posterioridad responsable de planes de Comunicación y Difusión como: Iglesia del Santo Cristo de la Salud de Málaga, etc. y en la actualidad de las visitas y el programa Taller abierto del IAPH.

En su haber cuenta con más de 200 artículos y 8 monografías centrados en el ámbito de la Documentación, Historia e Historia del Arte de diversas localidades andaluzas.

Es director y coordinador de las Jornadas de Protección del Patrimonio Histórico de Écija, así como y de la publicación de las Actas.
 

Resumen

Sillerías de coro sevillanas: Análisis y evolución

Este trabajo, es el resultado de una profunda investigación llevada a cabo sobre uno de los aspectos más interesantes e inéditos del panorama artístico sevillano: las sillerías de coro conservadas en la ciudad de Sevilla. Los conjuntos corales han sido estudiados no solo desde un punto de vista estilístico y cronológico, sino también desde las exigencias litúrgicas. Es por ello que, el presente estudio incluya todos aquellos elementos que lo componen: sillería, bancos, facistol, atrilera, órganos, puertas laterales, rejas, crujías, muros perimetrales, trascoros, retablos de trascoro, tablillas del Hic est Chorus, tintinábulos, libros de coro, etc.

El contexto histórico en el que se desenvuelven estas obras es muy amplio y abarca desde la construcción de la sillería de coro catedralicia por Bartolomé y su hijo Nufro Sánchez, iniciada en 1433, hasta la que se hizo para la iglesia del Colegio de Santo Tomás de Aquino, finalizada en 1983.

A colación se analizan las diferentes coyunturas políticas, sociales y económicas de cada época, desde el proceso constructivo, que afectan al arte sacro. En él se incluyen todos los conjunto corales –conservadas o no-- de parroquias, conventos masculinos y femeninos, además del catedralicio.

El primer capítulo está dedicado a la historia y evolución de los coros. Comenzamos por el origen de los cantores en torno al Arca de la Alianza para desglosar la función litúrgica durante los inicios del Cristianismo y su evolución hasta constituirse en los coros catedralicios, intentando distinguir la disposición que los clérigos, curas y beneficiados tenían dentro de la sillería. Además, referenciamos la función y liturgia de los coros en la catedral, las parroquias y los distintos conventos. Finalizamos este capítulo analizando la configuración espacial de las sillerías de coro, así como su mobiliario litúrgico.

En el capítulo siguiente llevamos a cabo un somero estudio acerca de la intervención de los distintos autores sevillanos en la construcción de estas obras.

Los capítulos tercero, cuarto y quinto engloba el catálogo de las sillerías, que es el núcleo de este trabajo. El primero de ellos es el dedicado a la sillería de la catedral; en el segundo incluimos las sillerías parroquiales, donde hemos dispuesto las obras desde el punto de vista estilístico, comenzando por la más antigua –la de Santa Ana--, para finalizar con la realizada a mediados del siglo XX –como San Román--, (con un total de 16 sillerías), y un subapartado dedicado a las sillerías parroquiales desaparecidas (que son 11), además de aquellas parroquias que fueron demolidas a lo largo del siglo XIX (que son 3). El quinto capítulo es el dedicado a las sillerías conventuales, haciendo referencias a las diferencias arquitectónicas existentes entre las iglesias de los conventos masculinos y femeninos. A continuación el catálogo lo dividimos en conventos masculinos (con 11 sillerías) y femeninos (con 13), finalizando con aquellos que tuvieron sillería pero que han desaparecido (un total de 8), o en su caso ha desaparecido el convento (7 sillerías). El total de sillerías que conforman el grueso de este trabajo se eleva a la cantidad de 70 conjuntos corales.

Completan el trabajo las reproducciones de planos, diseños y fotográficas históricas y actuales de las sillerías. Por último, adjuntamos un apéndice documental ordenado cronológicamente, seguido de las fuentes documentales consultadas, índice de láminas y bibliografía.

En la ciudad de Sevilla hemos contabilizado más de setenta sillerías, muchas de las cuales desaparecieron debido al ataque ocasionado, en mayor o menor medida, por la revolución, la heterodoxia, la conveniencia, la pérdida de su funcionalidad o la reacción estética. Pero la más nefasta expoliación se ha dado y se sigue dando aún en la actualidad, dentro del propio seno de la iglesia. Ésta, amparada por el manto de la santidad, interviene con acciones arbitrarias que conllevan mutilaciones y transformaciones, bajo la visión de adaptar y modernizar en concordancia con los nuevos acuerdos no reglados –ampliación del presbiterio, traslado de la pila bautismal y eliminación de los coros--, objetivos basados fundamentalmente en argumentos de utilidad.

La desaparición de estos muebles litúrgicos ha sido especialmente acuciante en los conventos masculinos y femeninos, que sufrieron el yugo de la exclaustración durante el siglo XIX. La mayoría de estas órdenes se vieron obligadas a replegarse a otras comunidades, dejando tras de sí una larga labor emprendida desde su fundación. En muchos casos las sillerías fueron cedidas, vendidas, abandonadas y algunas con suerte fueron trasladadas.

En cuanto a las parroquias, no todas han conservado sus sillerías, algunas de ellas se renovaron con la llegada del Barroco, otras fueron readaptadas y transformadas debido a reformas arquitectónicas llevadas a cabo tras el terremoto de 1755, otras se hicieron nuevas a principios del siglo XIX e incluso a lo largo del XX.

Este es el panorama actual: mientras los conventos conservan gran parte de su mobiliario litúrgico, entre ellos los coros y sus sillerías, fruto del uso que aún le confieren, las parroquias apuestan por la supresión o traslado de los conjuntos corales.