La Química aplicada al estudio del Patrimonio Cultural permite conocer la composición química y estructural de los materiales que forman parte de los bienes culturales, la técnica de ejecución de la obra y los procesos de deterioro que le afectan, así como sus causas.
Para ello se utilizan técnicas como la microscopía óptica, microscopía electrónica de barrido-microanálisis por dispersión de energía de rayos X, espectroscopía infrarroja por Transformada de Fourier, cromatografía en capa fina y gaseosa, difracción de rayos X, fluorescencia de rayos X y técnicas láser (LIF, LIBS).
Dichas técnicas se aplican sobre pintura mural, pintura de caballete, esculturas, retablos, tejidos, metales y patrimonio documental y bibliográfico.
El análisis de capas pictóricas tiene como objetivo conocer la composición química y distribución de los materiales empleados en una pintura o policromía.
Se realiza la identificación de las fibras textiles y los colorantes empleados en tejidos históricos, así como en el soporte de las pinturas sobre lienzo.
Se estudian las piezas metálicas (ya sean parte de obras realizadas en otros materiales u obras construidas en metal) y sus productos de corrosión.
Se llevan a cabo mediciones de pH superficial, y se analizan las tintas y pigmentos (de iluminaciones) empleados en las obras del Patrimonio documental.
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