• 1667
  • Óleo sobre lienzo

Esta obra de Murillo preside la Sala Capitular de la catedral de Sevilla. Supone una más de sus representaciones de la Inmaculada Concepción. Centra la composición la figura de la Virgen la cual dirige la mirada hacia abajo y queda rodeada por un aureola de nubes y ángeles que portan símbolos de las advocaciones marianas: rosas, palmas y azucenas. En la Sala Capitular se reunían los canónigos y de algún modo siempre tenían presente la mirada que les dirigía la Virgen desde arriba.