- 1668 - 1669
- Óleo sobre lienzo
- 62 x 72,8 cm
- Procedencia: Iglesia del convento de los Capuchinos
Esta pintura de Murillo es una de sus obras más populares. Su nombre le viene de las leyendas que se forjaron en el siglo XIX. Según las mismas, el pintor habría pintado sobre una servilleta cuando trabajaba en el retablo mayor de los capuchinos o bien habría sido un fraile el que le pidió le pintase una Virgen con el Niño, y al no tener dinero para comprar un lienzo, le entregó una servilleta del refectorio. Hoy se sabe que el soporte de la pintura no es del material que suelen estar hechas las servilletas sino un tafetán de lino basto. La obra es de una gran sencillez donde la Madre y el Hijo se asoman a una ventana, miran fijamente al espectador, mostrando ella una gran serenidad, mientras que el Niño se muestra curioso y casi se sale del cuadro.